De la vista nace del amor.

Es innegable que muchas de nuestras emociones se detonan a partir de lo que nuestros ojos perciben, sensaciones agradables o no. Hay situaciones que nos hacen vibrar, que nos provocan felicidad, emoción, tristeza o miedo. Nuestros ojos nos delatan con un brillo especial provocado por secreciones lacrimales como reacción a ciertos estímulos emocionales.

Esto se debe a la lubricación natural producida por las glándulas lacrimógenas que provocan lo que se conoce como “Brillo foveal”. Éstas se activan con la sorpresa, el miedo, el desprecio, la ira, la alegría o la tristeza; a cada una le acompaña una serie de movimientos faciales universales, llamadas microexpresiones. Es cuando decimos que “Nos brillan los ojos…”

Una de las señales más estudiadas relacionadas con las emociones de placer y agrado es la dilatación pupilar: los cambios emocionales provocan un cambio de tamaño de las pupilas. Cuando observamos algo que nos atrae nuestras pupilas se agrandan; en cambio, cuando sentimos rechazo nuestras pupilas se contraen.

Pupila dilatada
Pupila contraída

Si de la vista nace el amor, empecemos con nosotros mismos. Si tienes alguna molestia en los ojos lo ideal es acudir con el especialista, no debes auto medicarte.

Active Vision te recomienda revisar tus ojos por lo menos una vez al año con el oftalmólogo.

De la vista nace el amor dicen por ahí, los seres humanos nos enamoramos de lo que vemos, nos atrae un objeto, un lugar, una persona… a simple vista es cierto que las cosas que nos gustan llamarán toda nuestra atención, a diferencia de aquellas cosas que no son agradables a primera vista.

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