El Día Mundial sin Tabaco conmemora la campaña iniciada en 1987 por la ONU para reducir el consumo de productos relacionados al consumo de tabaco y las muertes ocasionadas por éstos.

Dentro de todos los daños físicos ocasionados por el humo del tabaco, debemos considerar los que afectan directamente a nuestra vision: la posibilidad de desarrollar degeneración macular y/o catarata es dos veces mayor en el fumador, llegando a causar perdida de la visión o ceguera.

Estudios han demostrado que fumar acelera el envejecimiento de la retina y provoca el deterioro de la visión, producto de los efectos oxidantes y tóxicos que dañan el tejido del ojo.

A cualquier edad, fumar es factor de desarrollo de visión borrosa por cataratas y pérdida de visión central por degeneración macular relacionada con la edad (DMRE). A mayor consumo de tabaco, mayor riesgo.

De la misma manera, el tabaquismo incrementa al doble la posibilidad de desarrollar uveítis, una grave enfermedad que afecta la úvea, la capa media del ojo.

Además, existe el riesgo de desarrollar retinopatía diabética, una enfermedad que se roba la visión al afectar la retina.

El humo del tabaco, incluyendo el que aspiramos como fumadores pasivos, es un elemento irritante que empeora el ojo seco, una molesta afección, que afecta principalmente a las mujeres después de la menopausia.

Fumar aumenta también el riesgo de una grave pérdida de visión en quienes tienen otras enfermedades oculares.

Fumar durante el embarazo incrementa el riesgo de un parto prematuro, exponiendo al recién nacido a una enfermedad que es causa potencial de pérdida de visión conocida como retinopatía de la prematurez, así como a otros problemas de salud.

Deja de fumar baja los niveles de riesgo para estas enfermedades, y mejora la salud visual, en conjunto con el ejercicio y una buena alimentación.

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